domingo, 10 de febrero de 2013

Encuentro de jóvenes con aspirantes a escritores 1

Cuando uno está en esta labor de promoción de las bellas letras, y máxime si tiene formación en humanidades (estudié profesionalmente Filosofía), no es dudoso sospechar que aspire a crear y ser parte de los escritores que realmente destilan tinta o los dedos sobre el teclado del ordenador, como dirían los vecinos del otro lado del Atlántico.
Y si se le agrega a lo anterior que ese uno conoce a otros que tienen su misma inquietud, de escribir, y que aparte se gana el pan decentemente como docente de Nivel Medio Superior, entonces tenemos, y perdón el exceso de modestia (a veces el autoaplauso es necesario), a alguien que de verdad tiene el compromiso por contagiar a las jóvenes promesas del futuro a seguir su ejemplo.
Esa fue mi intención para reunir a mis muchachos de preparatoria con los colegas que, así como yo, cualquier cosa pueden ver mi otro blog de creación literaria titulado El mundo bajo mi cristal; se interesan por hacer buena literatura, no de esas que se confunden con periodismo o con catarsis expiatorias de los demonios que llevamos dentro, las cuales abundan en los libros recientemente promovidos en las vitrinas.
Con cierta humildad, exceso más bien, presumimos nuestras obras los escritores Juan Pérez, Gerardo Zetina, Paty Aguilar y una servidora, Erika López, a los chicos de 15 y 16 años a los que les daba clase, así en pasado, porque por azares de la vida he tenido muchas complicaciones obrero-patronales-laborales-económicas, entre donde doy clase y otras instituciones, que me han alejado del camino de postear las labores que realizo sin lucro alguno en Chenkú.
Tengo la certeza de que nadie leerá lo anterior, y que mucho de lo que hago es infructuoso porque hay muy poco entusiasmo tanto de colegas docentes que minimizan mi trabajo, como hasta de mis mismos alumnos por seguir esta dinámica a favor de las artes y la cultura. Sorpresivamente el mismo ánimo veo en los dirigentes del PNSL y de quienes tienen la responsabilidad de dar el visto bueno, apoyar e incentivar a otros "como yo". Es una lástima... pero como dicen, "vivimos en México", acá la ley que se aplica es la del vanidoso político que solamente se alza el cuello blanco (y de marca) en actos oficiales sin realmente tener cabal conciencia del esfuerzo de los que estamos hasta abajo del organigrama social, que somos los que realmente construimos las partes del tejido social, dando nuestros aportes al futuro.
Quizá las cosas cambien. A lo mejor mis alumnos acaban siguiendo mis pasos. Tal vez algún día logre tener un salario más justo y una editorial de prestigio se fije en mi obra sin tener que pasar por el trámite de "ganar beca nacional-estatal" o recurrir al tráfico de influencias para pasar de la publicación electrónica al codiciado papel impreso.
Mientras tanto, acá seguiré labrando de a poco este camino en pro de la mejoría social, porque qué otra cosa será eso de escribir y crear, leer y pensar, que abrir la conciencia hacia mejores formas de vida.

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