miércoles, 22 de noviembre de 2017

Se cerró la página en Chenkú

Han pasado muchas cosas desde la última vez que publiqué algo en este blog. Para ir de modo cronológico, esto es paso a paso, debo decir que gracias a la evaluación docente que presenté en el 2015, en la cual salí con un resultado de Excelente, el cual ahora me dicen ya no existe y en su lugar está el nivel Sobresaliente, distinción rara vez alcanzada por los aspirantes a mantener su trabajo o conseguir un puesto en el sector educativo público; obtuve un codiciado aumento salarial y un cambio de plantel con un consecuente incremento de horas y muchos problemas laborales, justo en ese orden.
Los problemas que hasta ahora me persiguen en mi nuevo plantel, por si quieren saber, vienen por "cortesía" de mis pares rencorosos, envidiosos y miserables que por sistema odian a todos aquellos que hacen las cosas mejor que ellos. Digo por sistema porque las acciones de mis compañeros de trabajo son producto de una acción sistémica en donde lo diferente se castiga con el desprecio e intolerancia.
Ese negativismo del que hablo arriba se apareja con el de los paterfamilias que no están habituados a que se les exija calidad a sus "pequeños". En no pocas ocasiones he tenido uno que otro sobresalto con los padres y las madres que vienen a gritarme en mi aula cómo creen ellos que debo educar a sus pequeños soles, como si mis maestrías y cursos en Docencia fueran invalidados o tomados en escuelas nocturnas para gente trasnochada y ojerosa.
Para desgracia mía, la descalificación de los poderdantes de mis menores de edad viene respaldada por mis autoridades que temen educar a la comunidad donde trabajamos, una comunidad donde la media cultural no pasa de secundaria si no es que hasta primaria, lo que desencadena que el ambiente se enrarezca al grado de fomentar el disimulo, pues se quiere que la matrícula apruebe sin esfuerzo, que no sea muy evidente que se está pasando al alumnado bajo la mirada complaciente de los padres y las madres que desean en sus hijos ver colmadas sus expectativas de tener obreros sin título profesional, que se promueva el bachillerato regalado para que los jóvenes puedan insertarse de forma inmediata al campo laboral en calidad de obreros subcalificados para contribuir al gasto familiar. En fin, es un desmadre.
Pues como decía, me cambiaron de plantel. En su momento pude haber pensado en trasladar mi sala de lectura a mi nuevo centro laboral, pero luego de conocer brevemente a mis colegas y notar que jamás obtendría el apoyo de mis pares mucho menos de mis autoridades para quienes ejercer liderazgo académico es sinónimo de reprimir la innovación educativa porque puede amenazar la aprobación de la matrícula, decidí enviar una carta a mis autoridades de Salas de Lectura para suspender indefinidamente mi trabajo como mediadora.
Para ello, con mucho dolor, me vi en la tarea de devolver los libros que muchas veces me sirvieron con mis chicos de Chenkú. Uno a uno fui repasando los momentos que se hacían algunas veces eternos en las aulas del plantel donde crecí como profesional de la docencia.
Fueron muchos sábados, muchas acciones de fomento a la lectura, muchas veces, hay que decirlo, criticadas por mis propios compañeros de lectura y hasta docentes, aunque no al grado que veo ahora.
De las malas experiencias recuerdo cuando me robaron el proyecto de hacer de la sala de lectura una paraescolar que beneficiara el nivel cultural de los alumnos, lo cual ahora es una realidad que se aplica en todos los planteles mediante el programa "A leer se ha dicho"... sin mi liderazgo, claro. Ese proyecto lo hice en su momento para concursar por un aumento de horas que se me negó sin explicación ni motivo.
Otra mala experiencia fue cuando la gente del IPN vino a mi plantel a hacerle a mis alumnos un grupo focal y en mi cara y bajo las cámaras me hicieron confesar que les daba puntos o los obligaba a leer por una calificación, cosa no del todo cierta dado que yo les daba puntos extra. Nunca he visto coacción en dar puntos extra que se salen del corsé del currículo y la evaluación.
Sin embargo, hay cosas positivas como cuando en el 2014 se hizo una mega feria de lectura en el plantel gracias al apoyo del Ing. Adonay Cetina y la Mtra. Marcela Moreno, entre otros compañeros que colaboraron para hacer realidad un sueño que solamente compartimos la Mtra. Marina Pardenilla y su servidora.
También con mucho agrado recuerdo las veces en las que el Mtro. Roger Metri apoyó que fueran mis alumnos a los encuentros de lectura en la FILEY o las muestras de cooperación de la Mtra. Leidy Páez para fomentar que las actividades de lectura no sean solamente de nuestros alumnos de Literatura sino de toda la escuela, en la medida de lo posible.
Lástima que ya no volverán esas cosas tan bonitas que me pasaron. Y no volverán a suceder porque las grandes acciones son hechas con pasión, con corazón, con tenacidad y principalmente con el apoyo de las muestras de cariño de los amigos, amigos que se ven al momento de pedir que se le tienda a uno la mano y recibe como veinte brazos de apoyo.
En mi nuevo plantel falta justo todo esto, allá están tan abocados en cuidar su prestigio político que piensan dos veces antes de comprometer su nombre o su posición a una causa noble como lo es la lectura. ¡Al contrario! Un pueblo inculto es un paraíso para el déspota y justo eso es lo que pretenden, que las clases bajas y humildes a las que ahora educo sigan teniendo como norma de vida que para cualquier problema basta con abrir la boca para pedir una beca Prospera o de Yo no abandono, que la responsabilidad de su manutención esté en manos del gobierno que les confina en cinturones de precariedad económica al darles las deliciosas comidas del México sin hambre sin que vean cómo se les paga a los servidores de banquetes que otorgan el servicio. Gente que no es pobre sólo por su falta de riqueza material sino por su ausencia de esperanza en el cambio, en el progreso o lo que sea que se llame a eso con lo que sueñan los ricos que creen en el poder de uno mismo. Esta gente con la que convivo, padres, madres, autoridades, maestros se conforman con que los lleven a mítines políticos vestidos de rojo y les regalen laptops, computadoras, vales de despensa, bolsas de mercancía y de la nada se desaparezca la pobreza como si fuera un mago el hacedor de la abundancia y la precariedad económica.
Donde ahora trabajo se quiere castigar al maestro que desea despertar conciencia porque es un Desertor Del Partido, porque se atreve a darle alas a quienes son las piernas y los brazos que levantan al país irónicamente con su mendicidad, porque justo con eso valida al mal gobierno que ve con buenos ojos justificar la ausencia de clases en el aula por razones de protocolo político, que ante todo prefiere perseguir a los maestros que enaltecerlos.
La verdad es que de todo eso ya me estoy hartando y por lo mismo, de eso huí al momento de decidir si continuar con la sala de lectura o suspenderla para cuando los vientos sean más prósperos.
Y en eso ando, buscando un lugar donde la brisa sea apacible.

martes, 26 de febrero de 2013

Actividades del semestre 12B y del 13A

El semestre pasado, como informé previamente, los chicos del plantel y una servidora realizamos múltiples actividades para favorecer la comprensión y acercamiento a la lectura. Para muestra, basta un botón... o las fotos, donde se aprecia que los muchachos que asiduamente iban a nuestras reuniones sabatinas están súper entretenidos recreándose en los libros que nos dan el Conaculta y la SECAY.
Acerca de la ùltima depedencia antes referida debo agradecer la presencia en nuestro plantel Chenkú del Director de Literatura y Promoción Editorial, el Mtro. Jorge Cortés Ancona, quien el pasado 14 de Febrero, día del amor y la amistad, realizó en el auditorio la conmemoración de los cien años del natalicio del escritor Carlos Medina. Las imágenes evidencian no solamente la concreción de este encuentro de los jóvenes con la cultura, sino el interés que despertó el Mtro. Cortés Ancona en mis chicos.

domingo, 10 de febrero de 2013

Encuentro de jóvenes con aspirantes a escritores 1

Cuando uno está en esta labor de promoción de las bellas letras, y máxime si tiene formación en humanidades (estudié profesionalmente Filosofía), no es dudoso sospechar que aspire a crear y ser parte de los escritores que realmente destilan tinta o los dedos sobre el teclado del ordenador, como dirían los vecinos del otro lado del Atlántico.
Y si se le agrega a lo anterior que ese uno conoce a otros que tienen su misma inquietud, de escribir, y que aparte se gana el pan decentemente como docente de Nivel Medio Superior, entonces tenemos, y perdón el exceso de modestia (a veces el autoaplauso es necesario), a alguien que de verdad tiene el compromiso por contagiar a las jóvenes promesas del futuro a seguir su ejemplo.
Esa fue mi intención para reunir a mis muchachos de preparatoria con los colegas que, así como yo, cualquier cosa pueden ver mi otro blog de creación literaria titulado El mundo bajo mi cristal; se interesan por hacer buena literatura, no de esas que se confunden con periodismo o con catarsis expiatorias de los demonios que llevamos dentro, las cuales abundan en los libros recientemente promovidos en las vitrinas.
Con cierta humildad, exceso más bien, presumimos nuestras obras los escritores Juan Pérez, Gerardo Zetina, Paty Aguilar y una servidora, Erika López, a los chicos de 15 y 16 años a los que les daba clase, así en pasado, porque por azares de la vida he tenido muchas complicaciones obrero-patronales-laborales-económicas, entre donde doy clase y otras instituciones, que me han alejado del camino de postear las labores que realizo sin lucro alguno en Chenkú.
Tengo la certeza de que nadie leerá lo anterior, y que mucho de lo que hago es infructuoso porque hay muy poco entusiasmo tanto de colegas docentes que minimizan mi trabajo, como hasta de mis mismos alumnos por seguir esta dinámica a favor de las artes y la cultura. Sorpresivamente el mismo ánimo veo en los dirigentes del PNSL y de quienes tienen la responsabilidad de dar el visto bueno, apoyar e incentivar a otros "como yo". Es una lástima... pero como dicen, "vivimos en México", acá la ley que se aplica es la del vanidoso político que solamente se alza el cuello blanco (y de marca) en actos oficiales sin realmente tener cabal conciencia del esfuerzo de los que estamos hasta abajo del organigrama social, que somos los que realmente construimos las partes del tejido social, dando nuestros aportes al futuro.
Quizá las cosas cambien. A lo mejor mis alumnos acaban siguiendo mis pasos. Tal vez algún día logre tener un salario más justo y una editorial de prestigio se fije en mi obra sin tener que pasar por el trámite de "ganar beca nacional-estatal" o recurrir al tráfico de influencias para pasar de la publicación electrónica al codiciado papel impreso.
Mientras tanto, acá seguiré labrando de a poco este camino en pro de la mejoría social, porque qué otra cosa será eso de escribir y crear, leer y pensar, que abrir la conciencia hacia mejores formas de vida.